jueves, 22 de octubre de 2009

Tarea y Reflexión.


Introducción

Desde ya unos cuantos años es bien sabido que en Querétaro los espectáculos y lugares donde perder nuestros minutos de sobra, o son escasos, o se hallan bastante escondidos y poco difundidos como para que asista una aglomeración considerable de personas interesadas, lo más difícil desde luego, es que la gente se interese en estos espectáculos, puesto que son de índole cultural, y en varias ocasiones (si no es que en la mayoría) no resultan del interés de los ciudadanos. Si acaso se puede lograr ver a un ya avejentado hombre vestido al más puros estilo de sus tiempos de gloria, o a un grupo de jóvenes no acordes con lo que dictamina la dura y cruel sociedad, en busca de entretenimiento de calidad y no la basura barata que nos dan tan descaradamente en la TV y en la Radio.

En Querétaro los sitios donde se puede encontrar un buen momento y actividad para, además de pasar un buen rato, enriquecer nuestra cultura y criterio son, como ya dije, escasos, museos polvorientos y olvidados que esconden más de un nostálgico secreto, cines que proyectan películas poco usuales y no difundidas, pero no por eso malas o aburridas, ¡todo lo contrario!
Se trata de un sinfín de funciones inolvidables, un mar de emociones convertidas en arte y materializadas en carne y hueso para ser vistas por nuestros incrédulos ojos, incrédulos de que en Querétaro hay algo entretenido que hacer, incrédulos de que aun hay funciones que valen la pena, el único problema de esto es que nosotros, como desconsiderados ignorantes, no le vemos a veces el sentido a estas cosas, y las dejamos morir en el anonimato, en fin, bien dice el dicho “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido” yo con todo mi ser desearía que el caso del teatro, el cine de culto, las exposiciones, y la literatura no fuera así, pero la perdida sociedad en la que vivimos me dice a gritos lo contrario, por fortuna aún habemos quienes disfrutamos de placeres pequeños de la vida, como el leer un libro, sentarse a la sombra de un árbol para escuchar nada, o simplemente el asistir a una función de teatro, escuchar una historia de una persona vieja, lo que sea que nos mantenga como lo que nacimos, como seres humanos.

De nuevo yo, tirado en el sillón sin tarea alguna, preguntándome cuando podría salir de nuevo de las suaves y cómodas alas del ocio, me comentaron sobre un ciclo de cine sobre derechos humanos, al cual juré ir, pero a fin de de cuentas, y por motivos de causa mayor, no pude asistir, solo me pase los días pensando lo fabuloso que habría sido ver “Gran Torino” en la gran pantalla de un lugar tan reconfortante y limpio como es el Cineteatro Rosalío Solano, un tiempo después una amiga me comentó sobre que habría un ciclo de cine francés en el mismo lugar, quedamos de salir , pero solo concretamos una cita a dar vueltas sin rumbo por el rustico centro de la ciudad, aunque fue ameno, no logramos nuestro cometido de ver la primera función de aquel gran ciclo de cine, pasaba la semana como el secar de la pintura, y si tengo que hacer una metáfora sobre el entretenimiento que hubo en la semana, solo diré que sería igual que ver secar dicha pintura, entre tareas, pensamientos ridículos, preocupaciones enormes pero insignificantes y demás; hice un espacio para acordar ver la ultima función de el ciclo de cine francés, no sabia ni siquiera que película se proyectaría aquel día. Tengo la tal vez, mala costumbre de predisponerme a que cualquier cosa que se presente en el cineteatro es buena, en fin.

Acordé la salida con dos amigas, pero no fue un acuerdo muy concreto por lo que llegado el día sábado, me preguntaba que sería de aquel acuerdo dado al aire, así que me contacte con una de ellas y tristemente me dijo que no podría asistir debido a que usaría su tiempo en leer y por ende no me podría acompañar aquella noche. Me pasé un buen rato reprochándole el por que de su decisión, puesto que a está amiga en especial la he dejado de ver ya sea por motivos de estudio, o lo que sea, pero no me permite verla ni estar a su lado de la manera que lo hacíamos antes.

Un tanto molesto y desanimado le dije como vil amenaza que iría acompañado de mi sombra, es decir, en total, abrumadora y fiel soledad, cosa que aparentemente la desanimo.

Así, con un clima de espesas nubes negras a punto de estallar en un torrente de feroz lluvia, me alisté para llegar lo más pronto posible a mi destino: el cineteatro. Debido a mis ya usuales contratiempos estúpidos y mi mente olvidadiza, salí ridículamente tarde de mi hogar, ¡solo faltando 10 minutos! En el camión se percibía un ambiente solitario y de mal humor, debió ser la sensación que me dio el aspecto y la expresión que tenía el chofer de dicho vehículo, y a esto le sumo el nublado y hermoso clima, un día perfecto diría yo, aunque no concordaba mucho la musiquita de banda que apenas y se lograba escuchar en el camión como tratando de amenizar el solitario, pero no incomodo momento, el camión con pocos pasajeros se transformó en mi escenario perfecto.

Yo sabía que al llegar al centro la función ya habría llevado por lo menos un media hora de inicio, cosa por la cual no se me permitiría la entrada de ninguna manera, así que iba con la idea de dar un ligero paseo y observar el centro, quizá ir a la tienda de aquel anciano mal humorado que gusta de la música ruidosa, quizá no, el caso era que ya no llegaría a tiempo. Llegando al centro lo primero que hice fue dar un vistazo a el museo de la ciudad y de ahí moverme con calma hacia el cineteatro, buscando la tenue esperanza de que me dejaran pasar, lo que me encontré fue algo más grato aún!, la función se retraso por motivos que jamás supe, pero para ser sincero no me importaron, pues algo había sucedido y la función se recorría hasta las ocho de la noche, observe la cartelera y la película que vería llevaba por nombre “les témoins” o en español “los testigos” Parecía como si estuviera predestinado a entrar a la función.

Tras una espera de una hora para poder ingresar a la sala. Por fin lo hice, me pose en un asiento casi al pie de la pantalla, al lado de un fachoso anciano que dormía la siesta, cosa que toleré por que aún no se iniciaba la función.
Antes de que la película fuera proyectada se trataba de amenizar el momento con algo de música para que los que asistían a ver la función, no cayeran en el tedio. La función comenzó y se proyectó la película, una película con una temática fuerte, una trama hasta cierto punto tediosa, pero sin dejar de ser buena. Esta hablaba sobre un chico que emprende viaje a parís, lugar donde se halla su hermana, una cantante de opera, el chico hace migas con un bien posicionado doctor gay que se enamora de él (el chico también resulta ser homosexual) y le presenta a una pareja muy liberal con la cual se inicia un circulo de amor bastante bizarro, pero todo esto termina cuando el chico contrae VIH, y así comienza un drama sobre el cuidado que se debe tener para con la enfermedad.
Al salir del cine, lo hice algo extrañado, en fin, había llovido y se me hacia tarde, por fortuna me recogieron esa noche.

domingo, 4 de octubre de 2009

Tiritantes Momentos


En uno de mis tiritantes momentos de reflexión
Miré hacia el techo con sumo detenimiento,
Me pregunté si esta vida acaso lleva dirección,
Y ahora contemplaba mi muro cual monumento

En uno de mis tiritantes momentos de decepción
Tapaba con el dedo los brillantes sucesos,
Y sonaba a lo lejos como bella canción
El eco sedante de todos tus besos

En uno de mis tiritantes momentos de pasión
Quemaba nuestras almas la velocidad del pulso,
Y mientras yo imaginaba esta delirante situación
Tu voz danzaba en mi cabeza dándole por fin uso

En uno de mis tiritantes momentos de comprensión
Yo pensaba sólo en el fin del comienzo,
Y llegó a mi mente como agresiva comezón
El triste hecho de que te estoy perdiendo.