miércoles, 27 de enero de 2010

¿Clásico paisaje de qué?


Las palabras son mitos y nada las respalda,
y me hallo cantando una canción sin letra,
temiendo la profundidad de un charco,
con el interés regado en el aire frío.

Las cenizas de un par de lustros que no acabé de entender,
y un amor por cosas que no te sirven, no sientes.
sí, un día me reí, pero eso no tiene relevancia alguna,
hoy estoy sentado otra vez, sólo que ahora no espero.

¿Y cuál realidad me voy a comer hoy?
¿Bajo las faldas de quién me voy a ocultar?
¿Por qué la calle es tan angosta?
Manténme cuerdo.

jueves, 14 de enero de 2010

El concierto.


Para ese momento, las palabras de jonatan me parecían, además de irrelevantes y molestas, abstractas y dificiles de estructurar, pero si ponía a trabajar mi mente específicamente en aquello que no paraba de decir, seguro lo entendería, cosa que obviamente no iba a hacer, es decir, ¿quién se va a desgastar la mente en tal habladuría? al menos yo no -"deja de respirar de esa porquería!"- decía al punto de cada uno de sus sermones sobre como él se había superado en todos los aspectos, gracias a algo en lo que yo simplemente ya no creía. En una de esas, me atreví por primera vez a cerrarle la boca, lo malo es que no lo hice de una manera muy amistosa. Un impulso de no se donde me insitó a acomodarle semejante puñetazo entre los ojos, golpe que apesar de mi torpeza auto inducida y mi mala percepción, despertó algo en él.Yacía en el suelo, con masas sanguinolentas brotandole de los poros,y balbucenado algo que me indicaba, ya no era bienvenido. No tuve tiempo para disculparme, ni mucho menos ganas, no se que me insitó a cometer tal acto, traté de pensar el por que; pudo ser el perro que no paraba de ladrar en aquella esquina, después otra parte de mi mente recordó que ese perro no existía en verdad. Corrí varias cuadras de una manera torpe y triste, pero logré llegar a casa, donde tenía que verme lo más normal posible.

Ya dentro de mi habitación y tumbdado en mi cama, me acosaron varias ideas y pensamientos. La muerte y la preocupación me tomaban de pies y brazos y me estiraban, y aquello en lo que reposaba ya no era una cama, sino más bien un potro.
Después de varias horas de tortura mi padre se introdujo en mi habitación y me entregó un instrumento músical, de esos que tienen 6 cuerdas y algunos usan para farolear. Sus deseos y esperanzas fueron claras -"hijo, me gustaría que emplees tu tiempo en algo más productivo que andar de vago, así que te pagué unos cursos de guitarra"- yo simplemente hice una mueca intento de sonrisa y con esto un sumiso "sí padre". Ya todo estaba dicho y hecho.

En la mañana tomé el instrumento, la lata, y la estopa necesaria. Me encaminé a las clases. Para llegar allá necesariamente tenía que cruzar la zona ferroviaria industrial, eso no me preocupaba realmente, trenes yendo de reversa y hacia adelante, dejando paquetes. Debía seguir un tramo algo largo por las vías y salir a una calle aledaña. Mientras paseaba por aquel lugar solitario, el antojo me ganó, y rápidamente tomé asiento en un vagón viejo abandonado; saqué la estopa, la lata, y asegurándome de estár en total compañía de nadie, puse algo del liquido de la lata en la estopa, y de ahí a mi boca. Debí haber inhalado unas 9 veces, ya no recuerdo bien, pero me quedé ahí sentado. olvidándome de las clases, de mis padres,y de mi también. Esto se volvería mi rutina, mi gran mentira, nunca más en el mundo real, nunca más.

Cada tarde partía con lo necesario, sin olvidar el instrumento, y más importante, sin olvidar la lata y la estopa, si esta última faltaba, tomaba, papel, algodón, daba igual, lo importante era inhalar y escapar, inhalar y escapar, a veces sin orden en particular, muchas otras, usando cuidadosamente el orden. El tren y sus vías eran ahora mis complices y los únicos que conocían aquel lado mio tan irreal.

Una mañana mientras me alistaba para la rutina, mi madre con voz indiferente me comunicó que unos amigos me esperaban en la puerta, tal hecho me perturbó, pues recordaba haber cambiado a todos mis "amigos" por la estopa y la lata, no pude dejarlo más claro. Enfurecido caminé hacia la puerta, pero quede totalmente estupefacto al ver que se trataba de Jonatan y una bola de tipos, los cuales me agarraron del cuello de la camisa y cerraron mi puerta, me propinaron una paliza de aquellas, y lo último que hizo Jonatan fue dejarme un rosario al lado, en la banqueta donde yo descansaba.


Regresé a mi casa aturdido por los golpes y con una percepción de la realidad por demás torpe, tomé la guitarra y lo necesario y partí. No se ni de que manera llegué a las vías,pero ahí estaba, solo de nuevo, tomé asiento en una de las vías, hice lo mio, pero debido a los golpes sufrí de un aturdimiento aun mayor, lo cual me condujo a por primera vez, sacar de su funda aquel instrumento y explorar de él todas sus partes. El diapasón, las cuerdas, todo lo sentía tan real. -"Es fácil de tocar"- pensaba yo, así que comencé un gran concierto en las vías, tocaba y tocaba, sabía que lo hacía bien, todo sonaba tan real, tan vivo, era feliz, y estaba en mi otro mundo siendo feliz, siendo yo en mi otro mundo, sabiendo quien era yo al fin¿el público? ¡ahí estaba desde luego!, ya no me tomaban de piernas y brazos para fatigarme,ahora yacían ahí sentados, mirándome tocar, con orgullo y admiración.
Estaba por tocar la pieza que culminase el gran concierto, moví las palomas de la guitarra para que tomará una afinación más acorde con el momento. Mientras lo hacia no me percaté que venía un tren. Pudo ser el perro, que a pesar de mi gran concierto, no paraba de ladrar.

sábado, 2 de enero de 2010

La espera.


Desperté con los hombros entumidos otra vez
no se a que atribuir ahora tal cosa, pero duele
quizás se trate de aquella pesada carga que no conosco
tan pesada que hasta en sueños acarreo totalmente hastíado

Y me siento, en la plaza, en el andador, solo, inmóvil, no me ves
y de ratos me propongo ser paloma de tu atrio, y no volar jamás
de tu cara ni pistas me dan, pero se que existes, y eres bella
y por eso pido una vez más que me hagan animal y me lleven a tu templo

un grupo de nubes viajan de forma iracunda por sobre mí
y amagan tu existencia, y reniegan de tí, de nosostros
no les creo, ni les presto atención, tú eres real, lo sé...