Un uno entre paréntesis
Me quita el sueño,
lo miro y hago como
que no,
de reojo lo percibo,
su señal es
inconfundible
y la distancia
totalmente nula,
pero no me atrevo.
Un dos entre
paréntesis
Son las dos a-eme
y el contador va
lento
aún no me atrevo a
mirar,
a descifrar
lo que aquél número
enorme
justo al lado de la
tierra
tiene para mí.
Un tres entre
paréntesis
La euforia crece
del dúo pasé al
trío, y sin siquiera
saber,
pasé del cero a la
izquierda
al tres
a la derecha,
derecha
padre, padre tierra
azules son tus aguas
tristes son tus
fieras.
Un cuatro entre
paréntesis
El reloj no lo miro,
ni de reojo
le rehuyo al tiempo,
encontré mi propia
forma
de inmortalidad
en este olvido de
todo aquello
que alguna vez
me importó.
¿Qué tienes,
número cuatro, para mí?
Un cinco entre
paréntesis
El sol sale y no me
percato
yo salgo y el sol
no se percata
la luna me cuida,
como a todos
vela mis más
retorcidas añoranzas
y mis más íntimos
deseos.
Qué puede ser mejor
que eso
Nada,
respondió una voz
metálica y borrosa.
Al otro lado de la pantalla.
Un seis entre
paréntesis.
Sólo los
comentarios,
sólo los pulgares,
firmes y
aprobatorios
sólo las
reacciones,
que resumen mi
sentir
Sólo eso vale más
Seis,
tres veces,
seis.
Un siete entre
paréntesis
Fortuna me llama,
me seduce y escupe
la suerte es
horizontal
y también diagonal
tiene dos líneas
que si se separan
no significan nada,
nunca.
Pero si se unen,
crean
sagrado número
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